FÉLIX ALBO centra su trabajo en la palabra, en su fuerza, en la capacidad de transformación del público, en la evocación, la ironía, el sarcasmo a bocajarro, el humor elaborado que nada tiene que ver cono lo zafio o vulgar.
Pero no solo eso. Los espectáculos de este artista provocan en el público una convulsión emocional que transporta a los espectadores de la risa delirante al silencio denso y absoluto en apenas siete palabras.
Una habilidad especial para embaucar a quienes le escuchan e invitarles a que se sumen al viaje que él les propone en cada uno de sus diferentes espectáculos. Su trabajo se basa precisamente en la exacta sutileza, en la justa delicadez, en la eficiente pulcritud de la sencillez. Quizá por eso el efecto es mucho más sorprendente.
Desde sus propuestas, siempre provoca, emociona; genera risa, reflexión y debate.
¿Para qué si no existe el arte?